Cómo bajar de peso sin obsesionarse con las calorías
El conteo de calorías
Jean Anthelme Brillat-Savarin publicó en 1825 el manual “La Physiologie du goût”en el que defendía: “todos los animales que viven de la ingesta de alimentos farináceos, crecen gruesos quieran o no, y el hombre no es una excepción a esta ley universal”.
En los comienzos del siglo XX, el conteo de calorías comenzó como un sistema científico innovador para el control del peso: el cálculo de calorías como respuesta a la pregunta de cómo bajar de peso.
Cómo bajar de peso de manera racional
Se había dado con la solución a todos los problemas de sobrepeso. Bastaba con reducir la ingesta de las calorías, algo supuestamente fácil una vez que los macronutrientes estaban valorados.
El problema estriba en que este sistema es erróneo. Si a nuestro consumo energético basal le sumamos el consumo energético proporcional a nuestro índice de actividad, tenemos el GET, es decir, el Gasto Energético Total.
Entonces, con esta regla de tres podemos pensar que, si nuestro GET es de 2500 kcal y reducimos nuestra ingesta calórica en 1000 kcal, es decir, ingerimos 1500 kcal/día, adelgazamos como un rayo.
Pues, sinceramente no. Ese no es el camino, aunque sea el que seguimos cuando decidimos apostar por una dieta para combatir el sobrepeso. Esa no es la respuesta a cómo bajar de peso.
Un ejemplo clarificador
Imaginemos que vamos conduciendo por una autopista con una velocidad de crucero de 120 km/h, y en un momento determinado la luz de la reserva de combustible se enciende. Casi con toda seguridad, levantaremos el pie del acelerador para intentar no quemar tanto combustible hasta la próxima gasolinera.
Pues el organismo, actúa de igual manera: si está acostumbrado a una recarga de energía de manera habitual y un día le cargas menos, el organismo piensa que es un caso aislado y continúa con su consumo habitual (metabolismo basal).
Pero si al cabo de dos o tres días el recorte energético sigue, el organismo que estaba contrarrestando el déficit energético de la ingesta y el alto consumo a base de tirar de las reservas de glucógeno (eso es debido a la arraigada costumbre de comer de tres a 5 veces al día), piensa que si sigue en esa marcha terminará agotando las reservas y morirá.
Es entonces cuando “levanta el pie del acelerador” y ralentiza el gasto (metabolismo) para alargar el tiempo de duración de las reservas. Además, te obligará a que consumas menos energía sumiéndote en un estado de cansancio y apatía que quienes han hecho este tipo de dietas ya conocen lamentablemente.
Pero la cosa no acaba ahí.
Hace, imaginemos que 10 días, que has empezado esa dieta fantástica que te iba a permitir lucir tipazo este verano y enfundarte aquella ropa que te quedaba tan bonita el año pasado.
Seguro que los dos o tres primeros días la báscula te decía que lo estabas haciendo fantásticamente, y que ese 1 ½ kg que habías adelgazado merecía la pena el hambre y el sacrificio que estabas pasando.
Pero pasan 4,5,6…7 días más, y la báscula te hace pensar que algo estás haciendo mal porque, “sin en los tres primeros días he perdido 1½ kg, como puede ser que en una semana no haya perdido nada más que 100gr”. Así que, esa dieta maravillosa de 1200 kcal, la rebajas a 1000 kcal, y piensas que al reducir aún más así vuelves a perder peso.
El principio del fin de la dieta
Y el ciclo se repite. Bajas otros 100 gr más, te desesperas. A la semana siguiente no bajas nada de peso. Lo mandas todo al carajo y vuelves a comer como hacías antes de comenzar la dieta maravillosa que te iba a permitir bajar 7 kg en 5 días. Y resulta que no solo recuperas el peso anterior, sino que incluso aumentas de peso ¡No puede ser que engorde si estoy comiendo lo mismo que antes! Pues sí.
Ese organismo que tenías acostumbrad@ a mantener con cierta carga energética diaria, le rebajaste la carga. El organismo rebajó el consumo para contrarrestar el déficit mientras te matabas de hambre, para que siguieras viv@.
Pero al volver a darle la carga energética que acostumbrabas anteriormente, ¡tu organismo siguió en modo de bajo consumo. Y todo, para utilizar el superávit calórico en llenar los depósitos y estar preparado para otra época de escasez calórica! ¿Y como llena los depósitos para los tiempos de escasez?
Con grasa. Acumulando ese exceso de grasa que tanta guerra nos da, afea nuestra figura y nos causa enfermedades que no es otra cosa que los depósitos de energía para épocas de escasez.
Así, se explica el “por qué”, cuando se empieza una dieta hipocalórica se baja algo de peso durante los dos o tres primeros días (pérdida de líquidos), y luego surge el estancamiento. E incluso, se aumenta de peso a pesar de la reducción calórica.
Un déficit calórico alto es imposible de mantener en el tiempo, aunque la motivación inicial sea alta. Las dietas hipocalóricas que habitualemente se utilizan para bajar de peso, no te sacian ni tienen efecto regulador en tus hormonas. Te sientes constantemente con hambre, frustración, malhumor y desánimo.
No todas las calorías son iguales
El campo de la nutrición es un campo complejo, rodeado de inexactitudes e intereses creados. No en vano estamos hablando de una industria que, tan solo en España, en el año 2016, los hogares españoles han hecho un gasto en alimentación de 67.095 millones de Euros.
Con este panorama, no es de extrañar que las galletas, por ejemplo, nos las quieran vender como alimentos sanos e imprescindibles dentro de una alimentación equilibrada.
Unas letras llamativas “sin azúcares” y al lado, en pequeñito y en color confuso con el fondo (añadidos), no eliminan que estén repletas de grasas vegetales, suero de leche en polvo, jarabe de glucosa, fructosa, dextrosa, sal, emulgentes, gasificantes, aromas, metasulfitos sódicos, etc.
Entonces ¿Acaso las casi 500 kcal de estas galletas por 100 gr, o las casi 600 kcal por 100 gr de una bolsa de patatas fritas, son iguales que 600 kcal de de pistachos, de ternera, pollo, pescado, aceite de oliva virgen o cualquier otro alimento natural? Pues definitivamente, no.
Bien es cierto que las calorías, energéticamente hablando, son iguales: 1 caloría/4,184 Julios, o mejor, como comúnmente se emplean kcal para referirnos a la energía calórica, pues 1 kcal, 4184 Julios. Pero el cuerpo humano no procesa de igual manera la energía que proviene de diversas fuentes.
Entonces ¿qué de debo hacer para bajar de peso?
Es fácil, solamente debes hacer 3 cosas:
- Estar convencid@ de dar este gran paso, bueno para la imagen y excelente para la salud.
- No caer jamás en la trampa de las dietas milagro.
- Elimina de entrada todos los farináceos, el azúcar incluidos refrescos ligth, y limita la fruta. La fructosa también es azúcar.
- Busca apoyo en profesionales de la nutrición y coach que te ayuden paso a paso.
- Mira la dieta, no como algo transitorio, sino como un cambio en tu estilo de vida.
En principio, con solo seguir estos pasos puedes estar segur@ que comenzarás a bajar de peso. Y por supuesto, a mejorar tu salud.