Podcast 3 Nutrición, belleza y salud – La dieta, un estilo de vida

Muy buenos días y bienvenidos a este tercer episodio de nutrición belleza y salud. El podcast en el que trataremos de conocer de manera más clara el camino hacia la buena salud a través de un sistema alimenticio adecuado. Porque alcanzar el peso adecuado no es un reto temporal sino un sistema de vida.
 
Hoy hablaremos de esto precisamente: de la clave para conseguir el peso adecuado.
Cuando nos planteamos el «ponernos a dieta», es fundamental una planificación para no cometer errores que nos lleven a un nuevo fracaso. Porque todos, casi con toda probabilidad, hemos errado en una o varias ocasiones.
 
El primer error es cuando nos plantearnos «ponernos a dieta», porque a dieta estamos siempre. La dieta es el sistema alimenticio que estamos llevando a cabo durante nuestra vida: dieta mediterránea, dieta vegana, dieta paleo, dieta disociada, dieta desequilibrada o dieta errada, o…como quieras llamarla.
 
Y lo que tratamos de expresar y hacer cuando nos «ponemos a dieta», es un cambio de dieta hacia otra que nos solucione esos problemas de cualquier índole que nos ha causado la dieta que mantenemos hasta entonces.
 
Por tanto, si lo que deseamos es algún cambio en nuestro aspecto, bien por salud -el motivo más importante-, bien por estética -otro motivo casi tan importante-, porque, al fin y al cabo,de las personas que están a dieta, un 50% aproximadamente lo hacen por problemas de salud o enfermedad, un 30% por perder peso o mantener el actual, un 1% para vivir mas saludablemente y el resto no consta o no aportan los motivos de su puesta a dieta.
 
El informe completo os lo dejo en las notas del programa en la web nutricionbellezaysalud.com podcast porque la verdad es muy interesante y clarificador.
 
Bueno como os iba diciendo, para comenzar bien hemos de plantearnos un cambio de hábitos alimenticios. Eso quizás suena alarmante para algunas personas porque al fin y al cabo somos propensos a las costumbres y a estar instalados en la zona de confort.
 
Cuando hablamos de cambio de hábitos, no estamos diciendo que hemos de empezar de cero sino que quizás se han de corregir ciertas costumbres que nos están perjudicando. Pero este cambio ha de ser sostenible, es decir, que sea duradero en el tiempo. Y para ello, no ha de resultar un sacrifico ya que si es así, el intento de quitarnos esos kg de más o de recuperar la salud, tiene fecha de caducidad.
 
Se ha demostrado científicamente, que los cambios de hábitos requieren un tiempo de esfuerzo. Un tiempo corto, pero que a partir del mismo, las cosas se tornan más fáciles y el cerebro se amolda a la nueva situación.
 
El tiempo clave son 21 días, a partir de los cuales, un hábito que queramos dejar se pierde y uno nuevo se afianza. Si quieres dejar de comer esa tarrina de helado cremoso después de cada comida, esfuerzate durante unos dias y verás como en ese plazo dejará de ser algo contra lo que no podías luchar. Y eso sirve tanto para dejar un mal hábito como para iniciar otro bueno. Eso no quiere decir que se acabaron las tarrinas de helado que tan rico está, sino que la comeremos cuando creamos conveniente, no como una necesidad.
Vamos que pasamos a manejar nosotros la situación, que al fin y al cabo es de lo que se trata.
 
Por tanto, la clave de un proceso de cambio de sistema alimenticio o de iniciar una nueva dieta o como se dice comunmente -que tampoco tenemos que corregir costumbres adquiridas que todo el mundo entiende-, «ponernos a dieta», está en la sostenibilidad.
 
Otro error muy común, a mi entender (porque estoy firmemente en contra del conteo de calorías), es eso precisamente: contar calorías.
Si nuestra ingesta diaria es de -pongamos- 2500 kcl, nos ponemos a dieta y comenzamos nuestro particular sacrificio con una dieta de 2000kcal. porque si dejo de comer por lógica he de adelgazar.
Durante los tres primeros días, adelgazamos entre 1 y 3 kg, dependiendo de nuestra constitución, exceso de peso y retentiva de líquidos que tengamos, porque eso es lo que se pierde: líquidos.
 
Al cabo de unos días, esos que cuando nos sentamos ante la televisión solo vemos anuncios de comida y estamos de un humor de perros, dejamos de perder peso porque – y esta es la clave-, el consumo metabólico se ralentiza y se pone en modo «bajo consumo. De esto ya hablaremos más adelante cn más profundidad.
 
El caso es que más importante que controlar de manera obsesiva las calorías, lo primero que debemos hacer es controlar la fuente de esas calorías. Y esto, por dos razones:
 
1ª.- porque las calorías no son iguales sino que es fundamental la fuente de las mismas. Quienes se obsesionan con las calorías no tienen en cuenta que las calorías provenientes de los hidratos, proteínas y lípidos tienen distinto procesamiento metabólico.
 
2º.- Porque las calorías que entran y las que salen son dependientes entre si. Una reducción calórica trae consigo una reducción en el gasto. Si no fuese así, una persona que ingiere 2500 kcal y reduce 1000, adelgazaría rápidamente y no habría inconveniente en el mantenimiento.
En cambio, la realidad nos lleva a lo comentado anteriormente: al cabo de una par de días que hayamos restringido la ingesta calórica, dejamos de adelgazar. Si rebajamos aún más la ingesta, vuelve a ocurrir lo mismo e incluso se aumenta de peso algo.
 
Entonces, la dieta como se dice comúnmente, pasa por mentalizarse que iniciamos un cambio de hábitos, no una etapa de sacrificio.
Que ese cambio se convertirá en una forma de vida en la que nos sentiremos genial y cargados de salud y energía. Conformes con nosotros mismos y con la imagen que nos devuelve el espejo.
 
Y por último, que iniciar una fase de cambio de hábitos no significa pasar hambre, ni penurias. Tampoco tener que comer cosas que no nos gustan y abandonar para siempre aquellas cosas que nos hacen disfrutar y que son habitualmente las mismas: los hidratos de carbono. Porque ¿a que los antojos siempre suelen ser de cosas como el chocolate o platos en los que está involucrados los hidratos de carbono, o sea, los azúcares?
Claro, también hay quien tiene antojo de comerse un chuletón, pero…los menos.
O ¿cuando decimos que no comemos más porque estamos llenos aún queda sitio para el postre? Ah, este cerebro nuestro…
Cómo veis, la dieta no es nada alarmante sino un cambio de hábitos que poco a poco se consigue sin esfuerzo. Solo hace falta querer hacerlo.
 
Bueno hasta aqui el programa de hoy sobre la dieta que espero os sea útil.
Y si tenéis un rato, pasaros por nutriciónbellezaysalud.com donde podréis contactar conmigo y pasar a engrosar las filas de la comunidad
Un saludo y hasta la próxima
Motivo de la dieta según sexo y edad

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *